Como buenos amantes del cine y del misterio no podíamos dejar atrás esta película que fue rodada en 1973 por William Friedkin y que dejó marcada a una gran cantidad de personas. Todos tenemos grabadas en nuestras mentes tanto escenas como frases de la película e incluso su banda sonora ¿Quién no es capaz de reconocer el «Tubulars Bells» de Mike Oldfield con solo un par de notas?

El Exorcista está considerada como una de las películas más aterradoras jamás realizada. Quizás sea porque es la primera película en la que se veía cómo un demonio poseía a una niña tras jugar con una Ouija (recordad que tras este film la Ouija se empezó a demonizar pese a venderse como un juego de mesa) y su posterior exorcismo hasta su liberalización. Queramos o no, en 1973 fue todo un shock para muchas personas.

Sin embargo, esto que era un guion original, tiene su base en el libro «El Exorcista» escrito por William Peter Blatty en 1971 y que está basado en un suceso que realmente ocurrió… Blatty, mientras recibía clases en la Universidad de Georgetown, escuchó la historia sucedida a finales de los años cuarenta a un chico de 12 años en Maryland. Para saber si era real lo que se contaba, ya que su Universidad era llevada por profesores jesuitas, se puso a buscar y encontró los datos que dejó escrito el historiador Thomas B. Allen sobre el caso. Eso sí, en los papeles de Allen se apuntaba que el nombre del desafortunado protagonista, Robert Mannheim, no era el verdadero, ya que los más de cuarenta testigos que habían presenciado los hechos habían querido preservar la identidad del chico.
Según nos cuenta Blatty en su obra, en la casa de la familia Mannheim empezaron a ocurrir lo que muchos consideran una actividad paranormal de libro: raps, sonido de gotas de agua cayendo de grifos cerrados, arañazos en paredes, pasos en distintas habitaciones… Ante la repetición de estos sonidos, el padre de Robert empezó a hacer agujeros en las paredes de la casa para ver si podía encontrar a algún animal que se hubiese colado y fuese el originario de tan extraños ruidos pero… no había nada. Al final desistieron de seguir buscando y empezaron a convivir con esos sonidos
Pero como imaginamos, los extraños sucesos fueron en aumento y no lo hicieron de forma casual… El chico tenía muy buena relación con su tía Harriet, una espiritista cristiana que, entre otras cosas, enseñó a su sobrino varias técnicas de espiritismo para ponerse en contacto con «El Más Allá».
Tras el fallecimiento de su tía, Robert empezó a usar la tabla Ouija para comunicarse con ella. Desde ese momento los fenómenos poltergeist aumentaron considerablemente. Todo ocurría en presencia del pequeño: los muebles de la casa se deslizaban a su paso, un día en el colegio su pupitre salió disparado hacia los compañeros de clase hiriéndolos. Ya no solo eran ruidos extraños sino que estaban ocurriendo sucesos que causaban verdadero terror a toda la familia

Por si fuera poco, el niño tuvo un gran cambio en su comportamiento. Empezó a gritar obscenidades con una voz que no era la suya y comenzó a ser violento con sus padres con una fuerza bastante inusual para una persona de su edad.
Ante todo esto, los padres buscaron ayuda. Fueron a numerosos médicos y psicólogos pero nadie sabía lo que le pasaba al chico. Ante el hecho de que nadie sabía decirles lo que le pasaba al pequeño, recurrieron desesperados al único lugar donde les quedaba por ir. Y así fue como se fueron a la Iglesia para exponer su caso
Tras hablar con ellos la Iglesia mandó al reverendo Luther Miles Schulze a que pasara una noche en la casa para ver si ocurría algo extraño. Lo que no esperaba este sacerdote es ver cómo la cama del chico temblaba sola mientras que Robert estaba durmiendo. Igualmente escuchó numerosos golpes y ruidos y vio cómo las mantas de la cama se movían solas y violentamente por toda la habitación
Siendo testigo de todos estos sucesos, el reverendo llegó a la conclusión de que el niño no podía ocasionarlos por sí mismo por lo que empezó a realizarle una serie de exorcismos… Primero lo intentó con el rito luterano pero no tuvo efecto, después lo intentó con el anglicano cuyo resultado fue el mismo por lo que remitió a la familia al reverendo Edward Hughes, un sacerdote católico romano para ver si él podía hacer algo por ellos
Después de que Hughes observara el comportamiento del chico, llegó a la conclusión de que le tenía que realizar un potente exorcismo y lo ingresó en el hospital de la Universidad de Georgetown en Maryland para poder realizárselo. El reverendo comenzó con el rito pero lo interrumpió cuando Robbie le hirió. Aun así, la familia del pequeño regresó a su casa esperanzada con que todo hubiese acabado.

Pero nada más lejos de la realidad, al poco tiempo el joven comenzó a gritar y a maldecir una noche mientras dormía. Los padres se acercaron y vieron en su pecho escrito la palabra «St. Louis». Ante esto no tardaron en relacionar esa palabra con el nombre de la ciudad en la que había fallecido la tía del muchacho por lo que decidieron trasladarse allí
Una vez en St. Louis, la familia se puso en contacto con el reverendo Raymond J. Bishop, exprofesor de la universidad de la ciudad y este llamó al reverendo William S. Bowdern. Los dos hicieron un seguimiento al muchacho y fue cuando se dieron cuenta de que Robbie despreciaba todo lo que tenía una connotación religiosa… su carácter se violentaba más cuando le enseñaban cruces y agua bendita. La voz del pequeño ya no sólo estaba cambiada sino que, además, era capaz de hablar en idiomas que era imposible que el joven conociera. Ante esto, el reverendo Bowdern consiguió el permiso del arzobispado para realizar otro exorcismo al niño, el cual tuvo lugar en la quinta planta del hospital Alexian Brothers en Illinois

Al reverendo Bowdern le ayudaron dos compañeros, el reverendo Walter Halloran y el reverendo Willian Van Roo. Durante los treinta exorcismos que se le practicaron, Robbie se volvió especialmente violento, escupía en los rostros de los religiosos y gritaba obscenidades. Según describieron los testigos, un frasco de agua bendita salió volando por la habitación y se estrelló contra una pared. Palabras como “infierno” y “el mal” aparecieron grabadas en el pecho de Robbie hasta que en el último rito el chico pronunció las palabras “Christus, Domini”, que significa “Cristo, el Señor”.

En ese momento hubo un gran estruendo y los religiosos afirmaron que todo se había acabado. Lo curioso es que así fue y Robert, cuando volvió en sí, no se acordaba de nada de lo que había pasado en todo ese tiempo.
Si nos impactó la película, el pensar que estos hechos le ocurrieron a Robbie de verdad nos hace pensar que, en ocasiones, la realidad supera la ficción y que, por muchos detalles que conozcamos de los sucesos, no nos podemos hacer una idea de todo lo que tuvo que pasar esta familia.
Pero volviendo a la película, y viendo que está basada en hechos reales, nuestra visión de ella cambia, sobre todo, sabiendo que durante el rodaje ocurrieron una serie de sucesos que hacen que esta película esté catalogada como película maldita.
Antes de meternos con los sucesos extraños vamos a comentar una series de curiosidades sobre el rodaje de la película

El director quiso que en la habitación de Regan se situara en una cámara frigorífica. De esta forma, cuando vemos a los actores temblar de frío y con vaho, es totalmente real, ya que en la habitación hacía una temperatura de -40 grados. Imaginaos, a esos grados todo se llegaba a congelar. El equipo se tuvo que afanar mucho en limpiar el hielo de las paredes y la misma Linda, que solo llevaba puesto un camisón, no podía estar parada en ningún momento porque si no sufría el riesgo de quedar congelada.
También pidió a la pequeña que realmente abofeteara a su madre en el film, la actriz Ellen Burstyn. Willian Friedkin quería que todo fuese lo más real posible para que las escenas causaran más miedo.

El hombre que hizo el papel del padre Dyer no era actor, era sacerdote de verdad. En la escena en que Dyer le da la extremaunción a Karras vemos como al cura le tiembla la mano de una forma muy fuerte. Esto no fue un truco, ese temblor era real. La escena se rodó una y mil veces porque a William Friedkin no le convencía la emotividad de Dyer. Hasta que Friedkin se dirigió al sacerdote y le preguntó que si confiaba en él, a lo que Dyer contestó que sí y sin mediar más palabras le dio una bofetada tan fuerte que le empezó a temblar todo el cuerpo. Esto, unido al cansancio, hizo que ese temblor en la mano fuera tan real como su llanto. Esta forma de rodar nos recuerda mucho a las tácticas que empleaba durante los rodajes el gran director Alfred Hitchcock por lo que se puede decir que creó escuela

La actriz Ellen Burstyn sufrió una lesión espinal permanente durante la película. Fue en la escena donde su hija poseída la lanza contra el suelo, ya que el arnés que la tenía sujeta, tras varios intentos, le dio un tirón más fuerte de lo previsto y cayó con violencia sobre sus coxis. La actriz lanzó un fuerte grito de dolor que fue filmado y luego empleado en la película. Linda Blair también se dañó la espalda cuando fue lanzada contra la cama.
Pero como ya hemos comentado antes, esta película está dentro de las catalogadas como malditas por los extraños sucesos que ocurrieron durante su rodaje y tras su finalización. Lo peor, que esta serie de desgraciadas casualidades empezaron a dar la cara muy pronto…
En el primer día del rodaje fallecieron tres personas: el abuelo de Linda Blair, el hermano de Max Von Sydow (el padre Merrin en la película) y el bebé de tan solo un día de vida del regidor… Vamos a recalcar que todos murieron a la misma hora… ¿Casualidad?

Durante el rodaje el estudio de la Warner se incendió tres veces (otra vez tres…). Uno de esos incendios ocurrió durante un fin de semana y fue tal la virulencia del fuego que el rodaje tuvo que ser retrasado 6 semanas al quedar destrozado gran parte del set. El equipo, a pesar de ser en su mayoría agnósticos, estaba tan desesperado que decidieron recurrir a un sacerdote del lugar, Thomas V. Bermingham, para que bendijera el plató para ver si así paraban los sucesos. Sin embargo no logró ningún efecto, ya que las muertes siguieron persiguiendo a la grabación… el actor Jack McGowran, el hijo de Jason Miller (el padre Karras en la película) murió atropellado por una moto que lo decapitó y el mismo Jason sufrió un ataque al corazón el día que se reestrenaba “El Exorcista: el corte del director”.

Pero la finalización del rodaje no acabó con las fatalidades, ya que desde antes de su estreno y hasta años después fallecieron hasta nueve personas relacionadas directa o indirectamente con la producción de la película.
Pero su «maldición» no se quedó solo con la producción y/o realización de esta película sino que fue mucho más allá
El 2 de abril de 1975 el film se adaptó al teatro. La protagonista fue ovacionada en el estreno. Pero al día siguiente la encontraron muerta en su cuarto, con los brazos en cruz y rodeada de vómito.
La tercera parte de la película “Exorcista: El comienzo” tenía un director asignado que falleció. El segundo que se eligió fue atropellado y el encargado de la música tuvo que ser reemplazado tras sufrir un ataque al corazón del cual sobrevivió

Incluso su influjo llegó a cruzar fronteras, ya que según cuenta la actriz Pilar Bardem, quien rechazó ponerle la voz a Regan, a los dobladores españoles se les cayó el techo del estudio a pesar de haber rezado el rosario antes de empezar a trabajar en ella
Ya para finalizar comentar que cuando se estrenó la película causó la histeria en varias salas. El público no paraba de gritar, se desmayaban y hasta algunos sufrían crisis de ansiedad
Sin duda fue una película que marcó un antes y un después en el género del cine del terror, que a muchos dejó marcados y que tan solo recordar su B.S.O. hace que, como mínimo, se les vuelva a erizar la piel del cuello. Pero es cierto que es una de esas películas imprescindibles para los amantes de este género… ¿Os parece un buen día para hacer un exorcismo?
J.R. Y S.V.


