PELÍCULAS MALDITAS: REBELDE SIN CAUSA. (1.955)

“Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”, James Dean (1.931-1.955).

El bueno de Jimmy llevó hasta las últimas consecuencias su famosa frase, engrandeciendo aún mas el mito del icónico personaje, arquetipo del joven vividor y triunfador, aunque atormentado por sus demonios.
Hoy vamos a tratar ciertas «coincidencias» que hacen que este film dirigido por Nicholas Ray se haya ganado por méritos propios el título de una de las grandes películas malditas de Hollywood.

Empezaremos, como no, por su protagonista, James Dean.

Quizá su desgraciada y corta existencia se torció justo después de que falleciera su madre cuando Dean contaba 11 años, ya que empezo a recibir abusos sexuales del pastor de su iglesia, según confesaría años después Liz Taylor, gran amiga de James a un periodista «off the record».

El 21 de septiembre de 1955 compró el exclusivo y limitado Porsche 550 Spyder, de 110 caballos, con motor de doble carburación, propulsión trasera y capaz de alcanzar 225 km/h, algo extraordinario en la época, con carrocería de aluminio de solo 550 kg que le hacían extremadamente ligero y endiabladamente complicado de conducir. Tal vez por ello, Dean lo bautizó como “Little Bastard” (Pequeño bastardo). El número de bastidor del coche era 2Z77767, un número que según algunos expertos en numerología, traería mala suerte.
Curiosamente, una semana antes Dean, al que le encantaba pisar el acelerador, grabó un anuncio para televisión en el que advertía a los jóvenes sobre los peligros de la velocidad.

Con «Little Bastard» sería suficiente para llenar una enciclopedia completa sobre maldiciones. La tumba rodante de James merece un capítulo aparte.

El 30 de septiembre, nada más finalizar el rodaje de “Gigante”, se encaminó con su nuevo coche enganchado en su ranchera, a una competición en Paso de Robles (California). Su amigo Bill Hickman iba con él, su mecánico Rolf Weutherich y el fotógrafo Sandford Roth les seguían en otro coche.

Casualidad o no, antes de llegar, Dean quiso rodar con «Little Bastard» ya que había pasado horas poniéndole a punto e instalando un cinturón de seguridad. Lo desenganchó de su ranchera y se puso al volante para rodarlo tranquilamente, mientras Rolf , su mecánico, hacía de copiloto.

La noche anterior dejó su gato a su amiga Elizabeth Taylor, pues tenía el extraño presentimiento de que algo malo iba a pasarle.

Al llegar al un cruce entre las rutas 41 y 46 en la localidad de Cholame, California, sobre las 6 de al tarde, un Ford Custom Tudor Coupé conducido por Donald Turnupseed, un joven estudiante de 23 años, uno menos que Dean, se dirigió hacia el coche del actor a gran velocidad. Dean trató de esquivarlo, pero no pudo. El golpe fue brutal, el Porsche salió despedido y lanzado contra un poste. Dean iba a 89 km/h, una velocidad legal en la zona.

James Dean murió por rotura de cuello y otras lesiones internas, su mecánico, Rolf, salió despedido se rompió la mandíbula, la clavícula y una pierna y Donald, el conductor del Ford solo se había roto la nariz y dislocado un hombro.

Un terrible accidente que acabó con la vida de Dean, pero que supuestamente fue el origen de una serie de extraños acontecimientos más, que hacen creer que ese coche esta maldito.

Un famoso restaurador y diseñador de coches llamado George Barris, compró los restos del Porsche por 2.500 dólares, y nada más llegar a su taller, las cuerdas que lo sujetaban cedieron y el coche aplastó las piernas al operario de la grúa. Barris vendió los restos del coche por partes.

Dos de las ruedas fueron a parar a un coche de competición, y el día de la carrera, los dos neumáticos reventaron y el coche se estrelló dejando al piloto en coma.

El motor se vendió a Troy McHenry y la caja de cambios a William Eschrid, dos aficionados a las carreras. Poco después, cuando uno competía contra el otro, McHenry perdió el control y se golpeó contra un árbol, muriendo en el acto. Eschrid quedó gravemente herido en la misma carrera al perder el control en una curva por fallo mecánico.

Una tarde, un joven que pretendía robar una parte del coche para tener un objeto de la estrella, perdió el brazo en el intento de robar el volante, y el resto de la carrocería fue usada por la policía como ejemplo de los peligros de la carretera. El Porsche se guardaba en un garaje privado, que una noche ardió, y todos coches quedaros carbonizados, todos excepto extrañamente uno, adivinad cual.

Luego en otra exposición, el coche se cayó sin motivo aparente del expositor y rompió la cadera a un visitante del museo. Su todavía dueño, Barris, cansado de poseer esa fuente de extraña mala suerte, decidió llevarlo al desguace. En el camino, un coche chocó contra el camión que lo transportaba y el conductor murió. El coche intentó ser trasladado otras dos veces, pero volvió a caerse sin causar heridos. Es en este punto cuando se pierde la pista y se crea confusión, varias teorías dicen que el coche se perdió, otras que fue reconstruido para un museo en 1960, y la mayoría cree que los restos están en una caja en un sótano del Historic Auto Attraction Museum (Illinois, EEUU), donde nadie se atreve a tocarlo.

Por cierto, dos que no habían muerto al instante, Donald, el chico que conducía el otro coche que chocó con Dean, murió de cáncer en 1995, y el copiloto del actor, Rolf, murió en accidente de coche en Alemania en 1981 tras varios intentos de suicidio.

Pero la cosa no acaba ahí. No corrieron mejor suerte algunos de los integrantes del reparto, además de su director. Por no hablar de Mayla Nurmi, famosa por ser la amante de Dean, de la que estaba profundamente enamorada hasta la obsesión y ser la actriz que encarnaba a un personaje de la época llamado «Vampira» que se convirtió en un auténtico mito sexual por aquel entonces.

Al igual que «Little Bastard», la pobre de Mayla daría para toda una tesis sobre la mala suerte y la desgracia. Pero resumiendo, diré que aparte de ser abandonada por James cuando éste alcanzó la fama, Mayla se sentía muy atraida por el ocultismo y la brujería. Se dice que fue ella la que maldijo a James por osar abandonarla. Pero aunque consiguiera su propósito a ella no le fue demasiado bien. Se convirtió en una caricatura grotesta de lo que había sido, aceptando papeles de serie B y siendo objeto de mofa por parte de la prensa, que la buscaba para que les hablara acerca del supuesto conjuro, así como de la apariciones de Dean que afirmaba que veía recurrentemente. Incluso estando en un salón de belleza una fanática seguidora de Dean le prendió fuego al pelo en venganza por el conjuro y posterior muerte de su ídolo.

Natalie Wood:


La bella actriz protagonista entre otras de «Esplendor en la hierba» o «West side story» falleció algunos años después en circunstancias muy extrañas: Encontraron su cuerpo vestido únicamente con un camisón en aguas del océano pacifico. Aunque las versiones cuentan que se resbaló y cayó de su yate un día mientras daba un paseo, su para entonces ex esposo, el famoso actor Robert Wagner, fue acusado de estar involucrado en su muerte.

Sal Mineo:


Un final trágico cesó la vida de este actor cuando fue brutalmente acuchillado por un repartidor de pizza que padecía de un desorden mental. Un final inesperado y trágico, asi como el final de aquellos personajes que en vida solía interpretar.

Nick Adams:


Fue encontrado por su manager tirado en su casa. Se presumió de un homicidio o posible asesinato. La autopsia desveló que había muerto por la ingesta de estupefacientes.

Nicholas Ray:


Después del golpe anímico sufrido tras la muerte de James Dean, el director sucumbió lentamente al alcohol y la ludopatía. Su consuelo: Las anfetaminas. Murió dolorosamente debido a un cancér que lo atormento durante sus últimos dos años de vida.

Toda esta conjunción de fatales casualidades (o no) elevan a la categoría de maldición total ésta (todo hay que decirlo) gran película que no deberías dejar de ver.


J.R. y S. V

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