LOS FANTASMAS DEL CORONA DE ARAGÓN

El 12 de julio de 1.979 un pavoroso incendio originado en las cocinas del hotel se cobró la vida de 78 personas, además de múltiples heridos. En esta desgraciada historia confluyen a la par la teoría de la conspiración y los posteriores supuestos sucesos paranormales. Pero recordemos qué ocurrió aquella fatídica mañana del ya lejano 12 de julio de 1.979.


El hotel se encontraba prácticamente al completo (unas 230 personas), ya que estaban registrados un gran número de familiares de los cadetes que aquella mañana recibirían sus Reales Despachos en la Academia General Militar. Entre los huéspedes se encontraban entre otros Carmen Polo, viuda de Franco, y los Marqueses de Villaverde.


A las ocho y cuarto, el aceite de una freidora de churros comienza a arder y, pese a los esfuerzos de los empleados por apagarla, las llamas se extienden rápidamente a través de varios conductos a la planta superior (donde se encuentra el pub Piccadily’s) y otras zonas del establecimiento. En recepción se recibe el aviso de que la cafetería está en llamas, se avisa a los bomberos, cuya estación se encontraba a escasos 200 metros, y se empieza a llamar por teléfono a las habitaciones para pedir a los huéspedes que no abandonen las estancias. Muchos clientes estaban dormidos ajenos a lo que estaba ocurriendo y murieron por asfixia. En el exterior del inmueble empiezan a vivirse escenas de panico y horror cuando algunos huéspedes, en un intento desesperado de huir de las llamas comienzan a arrojarse al vacío. Especialmente dramática es la caída de un niño desde el 7º piso que se estrelló contra el suelo ante los desgarradores gritos de su madre.. Con el paso de los minutos, el goteo de víctimas mortales va en aumento. A las 11 se han contabilizado ya 26 fallecidos; media hora después la cifra asciende a 30 y, a las 12, suman ya 48. Unas cifras dramáticas que, por desgracia, seguirán aumentando en las siguientes horas. Poco a poco, los clientes del hotel que siguen con vida son rescatados. Y por si alguien cree en las maldiciones, curiosa es la doble fatalidad de un hombre que había perdido a su mujer en Los Alfaques (Como todo amante del misterio, ya sabéis la tragedia y posteriores sucesos y apariciones espectrales que ocurrieron allí) y un año después, tras rehacer su vida, murió su segunda esposa en el incendio del hotel. «No me volveré a casar… no me volveré a casar», se lamentaba el hombre.


A las diez y media los bomberos habían rescatado al general Vigón con ayuda de una escalera. También salva la vida el general Alfonso Armada, quien apenas unos años después se convertirá en protagonista del 23-F. Otros militares y sus familiares no corren la misma suerte. En los interminables sucesos de aquella mañana pierden la vida, entre otros, el coronel de caballería Alfonso Queipo de Llano, el coronel de artillería Rodrigo Peñalosa y su hijo, o el capitán de infantería don Ángel Hernández Pérez. Todos ellos iban a asistir aquella mañana al nombramiento de los nuevos alféreces. Por la gran cantidad de militares que se hospedaban en el Corona de Aragón, ademas de la viuda de Franco y demás personalidades comenzó a flotar en el ambiente la teoría de un posible atentado de ETA, en una época de especial actividad sanguinaria de la banda de asesinos. Hay testimonios que aseguran oir dos explosiones previas al incendio, además de que la misma tarde el incendio se recibió una llamada en nombre de ETA al Heraldo de Aragón reivindicando el atentado. “Aquí ETA militar. Esta mañana hemos puesto una bomba en el hotel Corona de Aragón”. A las diez y media de la noche se recibió otra llamada similar, en este caso supuestamente procedente del FRAP, que también se atribuía el presunto atentado. Con la recién estrenada Constitución y en plena negociación con el PNV por el Estatuto de Autonomía, el Gobierno central y autonómico descartaron numerosas veces la posibilidad de que hubiera sido un atentado. A día de hoy los familiares no han conseguido que se investigue a fondo las causas de tamaña tragedia, estrellándose una y otra vez contra la Audiencia Nacional y demás mecanismos judiciales. Quizá algún día se sepa la verdad.


Pero vayamos con el otro gran misterio de esta historia: Los fenómenos paranormales que a día de hoy, según testimonios del personal del Meliá Zaragoza y huéspedes se siguen sucediendo. Todo comienza al salir a la luz el testimonio de una de las azafatas que como muchas otras chicas de su profesión se alojaban en este hotel:


“Yo no sabía nada de la habitación, pero lo cierto es que una noche que me tocó sentí la opresión de otra presencia. La sentía continuamente en la ventana, intentando abrirla como si no pudiera hacerlo. No me podía quedar dormida porque me parecía cuando estaba en duermevela que alguien se inclinaba sobre mí. Pensé que eran mis nervios y una mala pasada de mi imaginación, pero resulta que al comentárselo a una compañera, ésta me dijo inmediatamente: ‘has estado en las 5l0. Allí sucede algo. No eres la única a la que le ha pasado’ “.


Esta chica, al tener la valentía de relatar su experiencia, abrió la puerta para que otros testigos contaran sus vivencias sin miedo al ridículo. Por lo visto los hechos inexplicables suceden por todo el hotel, respirándose, como muchos lo describen, una agobiante sensación claustrofóbica por sus instalaciones, pero parece ser que el centro de mayor concentración se da en la habitación 510. Muchas de las personas que han tenido la suerte o desgracia de dormir en ella coinciden en el calor insoportable que se concentra en la misma, incluso no pudiendo ser rebajado ni con el aire acondicionado, arrojando este aire a muy alta temperatura, hecho que por lo visto también ocurre con la temperatura del agua de los baños, pomos de puertas que queman, muebles calientes al tacto y hechos repetitivos e inexplicables como encendido y apagado de luces en la habitación y en el pasillo, olor a quemado, llamadas al teléfono sin que nadie conteste al otro lado, sensación de asfixia y opresión , toques en la puerta… e incluso hay quien dice haber visto una luz anaranjada que se cuela por debajo de la misma, como si el fuego se encontrase en esos momentos en los pasillos. n el resto del hotel también se han dado testimonios de personas anónimas y empleados que se han topado de cara con el misterio. En los pasillos, sobre todo en los de, una vez mas, la planta quinta, se escuchan ruidos de pasos o carreras, apreciables desde las habitaciones o el piso de abajo, comprobándose que no hay nadie en los mismos, pues se llegan a dar incluso con la planta vacía. Hay quien relata como caminando por los estrechos pasillos han sentido como si los empujasen, detallando que el suceso experimentado no ha sido como quien te empuja premeditadamente, sino mas bien como cuando chocas con alguien que por una razón u otra huye de algo y no ha podido evitarte.

También hay quien afirma haber visto personas con uniformes militares vagar por los pasillos desorientadas y con semblante triste, ajenas a la presencia de los testigos. Pero quizá lo más espeluznante, en mi opinión, sea algún testimonio de personas que se encontraban durmiendo en la dichosa habitación 510, se despertaron y afirman que vieron atónitos a una chica joven vestida con camisón blanco pasar ante ellos, dirigirse a la ventana, mirarles con expresión triste, y arrojarse al vacío atravesando los cristales sin que éstos se rompan. Han pasado casi 40 años de ésta tragedia, pero al parecer, las almas errantes del Corona de Aragón aún habitan en sus habitaciones y corredores, quizá esperando ser rescatadas, quizá buscando a sus seres queridos.

J.R.

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